El Mercado de Todos los Santos ha quedado oficialmente inaugurado esta mañana en la Plaza de San Pedro, en un acto que ha contado con la asistencia del concejal de Turismo, Comercio y Consumo, Jesús Pacheco, y representantes de la Asociación de Artesanos y Comerciantes del Mercadillo Tradicional de Todos los Santos (Artesantos).
Este tradicional mercado, que permanecerá abierto hasta el domingo 2 de noviembre, llenará durante estos días el centro de Murcia de aromas, dulces y artesanía, en horario ininterrumpido de 9:00 a 21:00 horas.
El Ayuntamiento de Murcia, a través de la Concejalía de Turismo, Comercio y Consumo, impulsa un año más esta cita emblemática dentro de su compromiso por preservar las costumbres locales, difundir las recetas tradicionales y fomentar la actividad comercial del municipio.
Entre los productos más demandados destacan los dulces murcianos característicos de estas fechas: arrope, calabazate, pan de higo, huesos de santo, miel natural, carne de membrillo, pan de orejón o frutos garrapiñados, elaborados de manera artesanal siguiendo recetas transmitidas de generación en generación.
Durante la inauguración, el concejal Jesús Pacheco señaló que "este mercado es una muestra viva de nuestras raíces. Apostar por él es apostar por nuestra historia y por el valor de lo hecho a mano, con cariño y con respeto a la tradición. Queremos que los murcianos y quienes nos visiten sientan el orgullo de un patrimonio inmaterial que sigue vivo gracias al esfuerzo de nuestros artesanos".
El Ayuntamiento de Murcia, a través del Servicio de Comercio, Consumo, Mercados y Plazas de Abastos, colabora con esta iniciativa que combina tradición, cultura y economía local, contribuyendo a la dinamización del centro de la ciudad durante la Festividad de Todos los Santos.
El arrope y calabazate, un clásico imprescindible
Entre los productos más emblemáticos del mercado destacan el arrope y el calabazate, una combinación de frutas, hortalizas y almíbar que forma parte esencial de la gastronomía murciana del 1 de noviembre. Esta receta, con más de dos mil años de historia, refleja la sabiduría culinaria de conservar los sabores de la tierra y transmitirlos de generación en generación.